LA
MENTALIDAD BURGUESA Y PROPATRONAL DE GUARACHI Y COMPAÑÍA
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En más de una década, y en
particular en estos tres últimos años, no ha habido un real incremento
salarial. Los salarios reales de los trabajadores bolivianos perdieron poder
adquisitivo. El salario mínimo nacional y los salarios nominales y básicos
aumentaron formalmente, pero su capacidad adquisitiva desmejoró. Lo que
significa que los incrementos salariales implementados durante todos estos años
no mejoraron el poder adquisitivo de los salarios ante la permanente elevación
del costo de la canasta familiar. La COB subordinada al gobierno del MAS,
repite el rito anual que legitima la política vigente de contención de salarios
con incrementos que no mejoran los ingresos laborales de los trabajadores. El
“desprendimiento” del gobierno campeón de las imposturas de Luis Arce del 3% al
básico y 4% al mínimo nacional, no es un incremento, ni siquiera una reposición
del poder adquisitivo de lo perdido en varios años acumulados. Es una burla a
las necesidades más sentidas de un pueblo trabajador que ha soportado
estoicamente la crisis política del 2019, la crisis pandémica del 2020 y ahora
la crisis bélica del 2022.
El salario es la expresión
monetaria del valor de la fuerza de trabajo vendida por el obrero asalariado al
capitalista, y la magnitud de este valor está determinada por la cantidad de
mercancías que el obrero necesita consumir para reponer en condiciones
aceptables su fuerza de trabajo para su desempeño en su siguiente jornada
laboral y el sostén de su familia. A esto llamamos, en el medio sindical, el
costo de la “canasta familiar”, que dicho sea de paso se encuentra muy por
encima del salario promedio en Bolivia, lo que provoca la destrucción paulatina
de la fuerza de trabajo, la salud del trabajador y su familia. Para cualquier
negociación sobre un incremento salarial se debe partir de este criterio de
defensa de la integridad de la fuerza de trabajo, pero para Guarachi y su
sequito, esto no les importa.
En discurso vergonzoso
este se dirige a los trabajadores del país utilizando el mismo lenguaje y los
argumentos de los empresarios y del gobierno, actúa el sinvergüenza como un
ministro palaciego y no como dirigente obrero. Para Guarachi el nivel de
salario había dependido primero de garantizar estabilidad política y
“estabilidad económica del país”, es decir, a la clase dominante y su gobierno.
Bien sabemos todos que en toda crisis los empresarios nunca pierden puesto que
la factura siempre la pagan los obreros con sus salarios o con sus puestos de
trabajo. En toda coyuntura económica negativa los gobiernos burgueses siempre
salen al rescate de éstos como es el caso actual. Para la mentalidad burguesa
el único camino para reactivar la economía es dar ventajas a los empresarios y
sobre todas las cosas, sobreexplotando a los trabajadores con intensas jornadas
laborales a cambio de miserables remuneraciones salariales. En los hechos
Guarachi se ha convertido en el mejor y celoso guardián de la “bolsa” de los
capitalistas, y por lo tanto un traidor de sus hermanos de clase. Un segundo
criterio que determinaría el nivel salarial para este nefasto burócrata había
sido la “estabilidad política del país”. Al final, prefiere sacrificar la
economía de los trabajadores con el fin de precautelar los privilegios e
intereses de los altos jerarcas del M.A.S. en las instancias del poder,
convirtiendo a la Central Obrera Boliviana en un instrumento de contención de
conflictos sociales, actuando como factor de desmovilización para llevar a la
derrota y desmoralización de los combatientes. No por nada pues, el masismo ha
estatizado los sindicatos.
En este primero de mayo
del 2022 tenemos una Central Obrera Boliviana USURPADA por un clan de
dirigentes burocratizados que muy bien se han atornillado a sus cargos. Corresponde
a todos los trabajadores recuperar la INDEPENDENCIA SINDICAL de las
organizaciones obreras, principio fundamental del SINDICALISMO REVOLUCIONARIO,
para ello imponer la realización inmediata del Congreso Ordinario de la C.O.B.
para ponerla al servicio de los trabajadores de base.